domingo, 31 de marzo de 2013

Marzo no morirá





Marzo murió sintiendo tu partida, recordando momentos y palabras y con la certeza de que nunca volverías...
Murió,  más fue feliz mientras duró la magia  en las miradas, La magia que conecta a las personas en la vida.
 ¿Qué importa que no vuelvan a mirarse los ojos que un día tanto se dijeron?,  ¿qué importa? 
si el momento queda ahí y vaga por el cosmos congelado esperando paciente, sabiendo que un algún día, más tarde o más temprano, volverá a ver la luz en el recuerdo.
Marzo no morirá , escúchalo bien,  la magia es poderosa y no se rompe... trasciende los minutos y los días vagando en el cosmos de la mente. Volverá si lo pides con pasión y ves en los rincones más profundos, caerá como una lluvia torrencial que inunda los sentidos y las almas haciendo del pasado lo presente
Marzo no morirá,  solo se ha escabullido sigiloso, para escapar del tiempo y su cerrojo, saliendo  sutilmente y muy de prisa; logrando quedar así quedarse para siempre  en la mirada eterna de la vida.

lunes, 18 de marzo de 2013

Las hojas

Estaba harto.  Harto de barrer, de recogerlas todo el tiempo, de que volaran y se metieran por la ventana que dejaba abierta;  qué estupidez tener que estar juntando bolsas y bolsas de hojas del árbol que se alzaba junto a la terraza que nunca podía estar limpia; seguramente podría estar haciendo cosas mejores si no tuviera que barrer esas estúpidas hojas.

Por fin terminó y acomodó la escoba en el cobertizo, tomó las bolsas y las metió en los grandes botes de basura para que el camión se las llevara. Adiós, les dijo... adiós para siempre
Entró por la puerta de la cocina y puso  café, después se sentó y tomó de la mesa el periódico para echar un ojo a las noticias.
Un Papa argentino... hmmm,  humilde dicen... dicen, como dicen tantas otras cosas. 
      —Por lo menos tiene cara de Papa  y seguro el imperio no lo requerirá para su próximo episodio  —pensó— mientras se reía y daba un sorbo a su café.

siguió leyendo y casi al final de la página un anuncio llamó su atención...

           ¿Está usted harto de barrer las hojas de su jardín?
           ¿Le molesta que el piso esté siempre cubierto y al pisarlas se rompan en mil pedazos?
           ¿sueña usted con un árbol que siempre tenga hojas verdes que no se caigan?
            Si contestó sí a alguna de estas preguntas nosotros tenemos las solución.
                  
           Llame ya al 1-800 nomáshojas y olvídese para siempre de esa monserga
   

Genial, Geniaaaaaal gritaba Matías mientras corría al teléfono para ordenar el maravilloso producto que lo liberaría para siempre de su pesadilla...

     —Sí Señorita, buenos días quisiera ordenar el producto ya, ¿cómo dice?, no, srta. no importa, lo que cueste está bien.

La vendedora explicó que los efectos eran irreversibles y que Matías debería firmar un contrato de aceptación de la cláusula y liberar a la empresa de responsabilidades posteriores en caso de arrepentimiento por parte del cliente.

    —Si, si, si  Srta. está bien, firmaré lo que sea con tal de deshacerme de esa basura.

   —Perfecto Sr. Caraza se han cobrado 5,800 pesos a su tarjeta de crédito y el producto le será entregado en su domicilo pasado mañana. Solo siga las instrucciones y llámenos si tiene duda.

Colgó el teléfono extasiado y pensó ¡al diablo la escoba! yeeeiiii nunca más tendré que barrer esas malditas hojas, adiós dolor de espalda por siempre estar recogiéndolas...  y  sonrió feliz.

El miércoles siguiente el producto llegó, recibió la caja y dio una propina al repartidor. Acto seguido salió a la terraza y leyó las instrucciones. Las encontró sencillas, así que se puso los guantes y  procedió a mezclar los químicos cuidadosamente. Una vez terminada la mezcla tomó la enorme jeringa que venía en el kit y con mucho cuidado inyectó hasta la última gota en varios puntos de las raíces del árbol.
Pasó un día y dos y tres y las hojas dejaron de caer, y Matías sonreía con aprobación y cada vez que tenía invitados en su casa no dejaba de hablar del maravilloso producto que lo había librado de las hojas.
Pasaron los meses y volvió a llegar el otoño y el árbol seguía exactamente igual que el día en que le había aplicado el producto.
Esa tarde Matías había invitado a su mejor amigo a jugar ajedrez y a tomar un whisky para platicar como solían hacerlo frecuentemente. A veces Francisco traía con él a su pequeña nieta de 6 años pues le encantaba jugar en el jardín mientras ellos platicaban.
Sonó el timbre. Abrió la puerta y los invitó a pasar; Francisco se dirigió a la biblioteca y la señora Estebez llevó a Emilia a la cocina para darle leche y galletas que acababa de hornear; después la dejó salir al jardín.
Matías y Francisco jugaban cuando de pronto Emilia entró corriendo mientras gritaba exaltada ¡las hojas! ¿dónde están las hojas? ¿quién se las ha llevado? 
matías le explicó lo que había hecho y como nunca más caerían las hojas del árbol, Emilia lo miraba extrañada mientras pensaba  ¿y ahora con qué haré un cojín para dormir sobre el pasto y qué pisaré para oír el ruido que me encantaba? y de pronto la tristeza salió por sus ojos en forma de lágrimas, pero no dijo nada, regresó al jardín y se sentó bajo el árbol mientras miraba la copa en la que ninguna hoja se movía de su sitio.
Al llegar la hora de marcharse su abuelo fue a buscarla y tomádola de la mano se dirigieron a la puerta. Al despedirse Emilia solo pudo decir "lo has matado", es bello pero no tiene vida. Francisco se disculpó por las Palabras de su nieta que habían dejado a Matías extrañado y meditabundo.
Una vez que se hubieron marchado se dirigió a la sala y se dejó caer en el sillón frente a la chimenea, mientras observaba el árbol a través de la ventana.
Era cierto, Emilia tenía razón, ahora el piso siempre estaba limpio, pero no se oían ruiditos agradables al caminar por él y los grandes montones donde la niña solía echarse para mirar las nubes eran solo un recuerdo, Lo peor era la monotonía... todos los días la misma imagen, inalterable, fija, verde, inmutable... 
     —¿qué he hecho?   —pensó—, y sentándose en la silla dijo para sí... "ah, si tan solo pudiera ver las hojas volando por el viento a través de mi ventana,  cayendo hacia la tierra y llenándola de vida y  entonces sin poderse contener más... lloró




Felices reflexiones...