lunes, 29 de julio de 2013

Curso intensivo de magia...

Como tantas otras veces llevo días pensando qué escribir... mil ideas dan vueltas en mi cabeza. Escribir de los lugares maravillosos que tuve la fortuna de visitar en las últimas 3 semanas, de las personas que vi, de los re encuentros con amigos y los regalos del alma, de las miles de imágenes de los paisajes, el arte, la belleza de las caras tan diferentes, los sabores de la comida... No sé, quizá pueda escribir de todo junto...
20 días yendo de un lado a otro en trenes, taxis, lanchas, bicicletas, etc. caminando como si quisiera llegar al fin del mundo, comiendo lo que no debería, mirando amaneceres en alta mar, escuchando historias de personas con quienes seguramente nunca más coincidiré en la vida y al final cerrar con broche de oro.
Los viajes son, creo yo, un tipo de curso intensivo de magia en el que pasa de todo,  los sentidos se agudizan, la mente se expande y el alma respira aires nuevos que la refrescan e inspiran.
Podría contarles de la carrera en Nurburgring y lo diferente que la encontre comparada con Monza, de las flores del camino que recogí en todos lados y aún traigo aplastadas en mi moleskine como talismanes contra el olvido; de lo increíble de pedalear por las calles de Brujas o de la delicia de los Moules Frites acompañados de una buena cerveza... de la suerte de ver pasar a toda velocidad a los ciclistas de La Tour de France o de la sobrecogedora emoción de caminar de noche por las callejuelas medievales del Mont Saint Michel  para admirar la imponente belleza de su abadía iluminada. De sentir un tipo de éxtasis al entrar en ¨la Maravilla¨ y contemplar la vista desde el claustro pensando en lo que esas piedras han visto a través de los tiempos.
Y qué puedo decir del glamour de Venecia que no haya sido expresado en canciones y pinturas, sin duda es uno de esos lugares en donde cualquiera quisiera vivir una historia de amor.
Miro la ropa en los escaparates, Ferragamo, Gucci, Cavalli, Dolce & Gabbana... nadie diseña como ellos.
Montenegro más lindo de lo que imaginaba, la bahía de Boka, sus dos pequeñas islas,  la iglesia de Nuestra Sra. de la Roca y las miles de historias que se tejen alrededor de la imagen que ha protegido a tantos marineros que regresaron sanos y salvos a los brazos de las mujeres que los esperaron años. La ciudad antigua dentro de las murallas en Kotor, con sus muchas iglesias que acumulaban  reliquias de santos para competir por la devoción y los favores de los fieles.
Argostoli y Corfú... lindas playas, aguas transparentes, el fuerte y la ciudad antigua  tienen su encanto, aunque hubiera sido lindo llegar a Atenas,  si no hubiera habido huelga claro... pero qué diablos, hay más tiempo que vida.
Las palmas creo que se las lleva Duvrovnik, caminar por las murallas de la ciudad temprano en la mañana mirando los techos de las casas e iglesias solo puedo pensar en la belleza del lugar y en todo el sufrimiento y destrucción que sufrió hace no tantos años.  Un libro llama mi atención ¨Duvrovnik in War¨, enseño las fotos a mis hijos, se sorprenden, no pueden creer que haya sido hace tan poco tiempo.  Recuerdo los días cuando los noticieros hablaban todo el tiempo de la guerra y aquel terrible bombardeo que sufrió la ¨perla del Adriático¨en dic. de 1991... 2000 bombas fácil de decir, terrible de imaginar.
Dejamos Barcelona para el final, vieja conocida...bonita como siempre, pero la razón de regresar va más allá de su belleza o cultura, la verdadera razón es amistad.
Conocí a Eva durante un verano en Montreal  hace 26 años y entonces decidimos ser amigas y burlarnos de la distancia; en esos días en que no había facebook, ni mails, ni chats... solo cartas y fotografías impresas en papel.
Novios, viajes, esposos, hijos, carrera, gustos, familia... hemos compartido nuestras vidas desde lados opuestos del océano y ha sido maravilloso.
Nos tiene una sorpresa, caminamos por Paseo de gracia y entramos a un lugar  hermoso, la sala de exhibición de Loewe, y ahí  en un espacio mágico frente a una banca, una instalación creada por un experto en tornados...varios ventiladores de piso colocados estratégicamente y entre ellos una gran mascada de seda en tonos rosados y violetas volando por todo el espacio, libre, mágica, cambiante... increíble, como la vida, como nosotros, como los viajes... podría haber estado horas mirándola. Un regalo grandioso, un regalo del corazón, de esos que no cuestan dinero porque no pueden ser comprados, solo atesorados en un pequeño espacio dentro de nosotros, como las piedras o las hojas, o las flores del camino...




Felices Reflexiones