martes, 24 de septiembre de 2013

Había una vez un país...

Había una vez un país que un día perdió la memoria...
Olvidó los valores  y las leyes, olvidó el valor de dar tu palabra, 
El valor de ser honorable y de no vivir en la permanente ley de "el que no tranza no avanza¨
Olvidó la paz al caer presa del resentimiento social,  las injusticias y la total impunidad que tanto indigna y amarga por la impotencia que genera.
Olvidó las luchas sociales, pero las luchas de verdad, no las que pretenden serlo cuando sabemos que sirven a intereses mezquinos que nada tienen que ver con causas nobles;  olvidó su corazón perdido en eso que llaman "globalización", de la que nadie se escapa,...Olvidó su risa en algún lugar de la sierra entre el hambre y las carencias de los tarahumaras, de los rarámuris, de los tzotsiles, de los niños sin clases, de los crímenes sin castigo.
Había una vez un país,  dividido en varias partes pequeñitas que tenían mucho y millones de piezas minúsculas que no tenía nada...Un país de políticos corruptos e ineptos que nunca lograban ponerse de acuerdo  por el país y dejar sus diferencias de lado.; de personas apáticas e indiferentes enchufadas a una mentira llamada "canal de las estrellas" que nunca hicieron nada por él mas que lamentarse y criticar sin mover ni un solo dedo para que las cosas cambiaran.
Había una vez un país... con el alma apachurrada


sábado, 14 de septiembre de 2013

Las ollas...


Una tarde recibo un mensaje en el celular:







Corro a encender la computadora y me conecto emocionada. Platicamos un buen rato, nos ponemos al corriente, me cuenta que finalmente han vendido la casa de la isla y no puedo evitar preguntarle:
   — ¿y las ollas?

silencio...

   —No, no me hables de las ollas...

John las regaló.




Conocí a Catalina cuando la vida, siempre tan mágica,  nos hizo coincidir en una isla del Caribe  a donde ambas fuimos a parar. 
Peruana, alta, de ojos azules enormes y una  abundante melena sensacional, Cata es una de esas guapuras que combinan el refinamiento en el trato, la simpatía, inteligencia y sex appeal con una forma de ser relajada y amigable que hace que la adores al minuto 2 de conocerla. 
Cierro los ojos y me parece que fue ayer... armábamos la reunión en su casa los viernes cuando acababan las clases ya que para conveniencia de todos vivía justo enfrente de la escuela. Los niños a la piscina, a jugar toda la tarde y las madres a platicar de todo mientras probábamos las delicias que nos ofrecían y los pisco sour de Rosalío quien era una perfecta versión inca del Alfred de Batman.

La casa era genial, como me gustan las casas, con plantas, cuadros hermosos, y objetos  que se convierten en narradores de la vida de las personas que habitan ese lugar.
Entre esos objetos había una colección de hermosas ollas, algunas tenían plantas y otras estaban colocadas en diferentes rincones de la casa, nunca supe bien si eran de cobre o de otro metal, pero lo realmente especial era la historia de como las había encontrado...
Las ollas habían llegado al caribe desde Sudán donde John y catalina habían vivido 3 años cuando él era presidente de Shell. Aún cuando la revolución había dejado un régimen musulmán radical e intolerante de cero alcohol, cero demostraciones de afecto en público entre las parejas, cero manifestaciones de la cultura occidental etc. las experiencias increíbles que habían vivído en ese país estaban representadas en gran medida por esas ollas. Cuenta Catalina que uno de sus primeros amigos al llegar a Sudán fue Salám, su chofer,  un día ella vio una olla y le preguntó dónde podía comprar una igual. Ni tardo ni perezoso Salám se ofreció a llevarla al lugar donde las hacían; lo que nunca le dijo era que ese lugar estaba a dos horas de distancia. Total después de recorrer un buen tramo de desierto llegaron a la casa de un hombre que puso ante sus ojos un buen número de ollas hechas a mano por los beduinos. Tenían inscripciones árabes grabadas,  Catalina cayó redondita y por un precio ridículo  las compró todas.

Amaba esas ollas, amaba los recuerdos que le traían, los momentos que evocaban, la vida dejada en un país extraño y lejano del otro lado del Atlántico y desde Buenos aires hasta acá pude percibir que la tristeza la embargaba al decirme lo que había pasado con ellas, entonces le dije:

"Cata, fueron tus ollas por más de 10 años, las disfrutaste todos los días y las llevas en tus recuerdos, hoy le toca disfrutarlas a alguien más, quizá de una manera diferente, pero seguramente adornarán otra casa y otra mujer contará la historia de las ollas que un extraño le regaló y cuanto le gustan".

Tras colgar con ella  me quedé pensando que debemos gozar nuestras cosas todos los días, son solo cosas, pero nos alegra tenerlas.  Esas ideas de las abuelas de guardar lo lindo para las ocasiones especiales es malísima, típico que te mueres y ¡jamás usaste nada! si compran ropa estrénenla al otro día, aunque tengan que inventarse algo para hacerlo,  si compran platos o copas lindas  ¡úsenlos para cenar un lunes! qué diablos, ni siquiera sabemos si estaremos vivos al día siguiente. Y por alguna razón tengamos que desprendernos de algo muy valioso para nosotros, hagamos las paces con ello, demos gracias por haberlo tenido y abriguemos el deseo de que el nuevo dueño lo disfrute tanto como nosotros lo hicimos... claro, la onda es que es más facil decirlo que hacerlo, pero así debe ser porque por mucho que nos gusten o nos traigan recuerdos... son solo cosas y al final del viaje tendremos que dejar todo.

Felices reflexiones


jueves, 5 de septiembre de 2013

Te abrazaría...

Te abrazaría tan fuerte si mis brazos te alcanzaran, si la distancia no fuera tan tirana y tan maldita...
Te abrazaría sonriendo y en silencio escucharía el murmullo de tu voz serena y suave diciendo esas cosas tan bonitas.
Te abrazaría con fuerza para oír al corazón que late dentro de ti, ventajas de ser pequeña y de saber que mi oreja se recarga siempre ahí.
Te abrazaría una y mil veces porque nunca es suficiente abandonar la existencia por un minuto en tus brazos y sentir que son tan ciertos esos lazos invisibles que nos atan en la vida; Se hacen largos, se hacen cortos, como el tiempo cuando esperas,  y de pronto pareciera que no están que ya no existen... pero en el fondo sabemos que son fuertes...  que resisten, superan tiempo y distancia y regresan con las ansias de perderse en un momento en largos abrazos que nos contienen y que nos llenan por dentro...

Te abrazaría tan fuerte...



domingo, 18 de agosto de 2013

Colores, sabores, ideas incongruentes y lo que diría mi abuela...

El domingo se escurre entre las manos de millones de chicos que ven como las vacaciones llegaron a su fin y  entre las de sus padres... a partir de mañana volveremos a la rutina escolar, esa cosa linda de:
   —levantateeeeeeee que ya es tarde!!!,
   —mamá no me has hecho lunch...
   —maldita sea qué todos decidieron salir a esta hora???? el camión se va a ir...
Al final del día es solo la vida que nos ofrece una nueva oportunidad de aprender, de echar a perder, de divertirse, de sufrir con tareas, exámenes y trabajos que pasarán tan pronto que en unos meses otra vez estaremos preparándonos para el verano... Buena suerte chicos,

Así las cosas me detengo a pensar en lo que fue mi semana... una semana de mucho pensamiento, de lecturas interesantes, de conocer gente genial,  podría contarles de la Charity Coalision que encabeza Francesca D' Agata y las increíbles obras de caridad que apoyan con diferentes asociaciones; de lo mucho que me servirán los insights que Barbara Franco me dio sobre una guía de la ciudad que acabamos de producir  con su visión de expat que vive en México desde hace 40 años.
También les podría describir la maravillosa sonrisa de Lalo Palazuelos que a través de su amena plática nos deja ver que su pasión por la vida es enorme y va mucho más allá de la cocina de fusión y los sabores exóticos, que ama la historia, que ama Acapulco, que ama a su madre de quien habla con admiración profunda...  "un tipo de Indiana Jones moderno", así se auto describe y creo que le queda bien, un hombre con ese encanto que emana de los hambrientos de conocer lo que hay en mundo, y sin embargo conserva la sencillez y amabilidad que muchos pierden al hacerse de un nombre... Esta semana iré a probar su cocina mexthai y los camarones sol y sombra en Mar del Zur... ya les contaré.

Ayer hice un ejercicio divertido de esos que me encanta hacer por convivir y ver los diferentes puntos de vista fue preguntar a mis amigos y TL si yo fuera un color cuál sería. Las respuestas fueron geniales, 4 o 5 dijeron que sería un arcoiris, 3 que sería rojo, 1 naranja, 1 Fucsia (o como se escriba), 2 color piel o nude que dizque es ¨muy sensual¨ jajajaja, otros dos dijeron que verde y uno de ellos especificó ¨verde menta¨ y  alguien más me dijo que dorado metálico. También hubo quien dijo que azul turquesa o azul como el mar... Lindas respuestas todas. Agradezco siempre con el corazón a quienes se toman el tiempo y contestan, se siente padrísimo que nos hagan caso. 
En realidad yo creo que sería rojo pero no sé, la verdad es que somos como bien dicen una gama inmensa de tonalidades desde la más brillante hasta la más oscura y eso es maravilloso...
Esto del color salió de un temita al que le di vueltas tooooda la semana...La congruencia... tan  preciada...  nunca falta quien nos recuerde lo importante que es pensar, sentir y actuar de manera congruente; lo que nadie nos dice es lo difícil que es hacerlo y como a veces una parte de nosotros quiere una cosa y otra  algo diferente, una opina que algo está bien y la otra nos dice " ¿has perdido el juicio o qué?" decidimos comernos el pastel porque es delicioso y al morderlo una vocecita interior nos dice ¨nunca seráss flaca eh¨... Qué difícil...poner las voces interiores de acuerdo  es casi imposible 
¿ no? y ahí voy de nuevo... y me tiro como gorda en tobogán a darle vueltas a las ideas y a pensar y pensar... llego a una conclusión, no se si es buena o es mala pero es la siguiente:
Los humanos de una u otra forma amamos las travesuras, la emoción de hacer cosas que tal vez no van totalmente de acuerdo con lo que pensamos pero de algún modo, por extraño que parezca, son gratificantes, estimulantes y nos inspiran. Claro, hay de travesuras a travesuras  y hay de locos a locos; pero la vida sin estas travesuras, sin momentos de indecisión o sin un poco de esa incongruencia no es vida... esto es parte de la gama de ese color, o colores, que somos. A veces somos pura luz, pero otras  nos acercamos al dark side y en eso hay algo de bueno porque es la manera en que realmente nos conocemos más profundamente, sabemos cuáles son nuestros límites, nuestras debilidades y hasta que grado de oscuridad podemos llegar...
En honor a la verdad creo que es mucho más meritorio conocerse así y aprender a moderarse tratando de vivir ¨lo más congruentemente posible¨ que hacerse el santo que nunca se acercó a la tentación... Dicen por ahí que es mejor pedir perdón que pedir permiso quizá es verdad, arrepintámonos de las cosas que hicimos con gusto y pasión y no de lo que dejamos pasar matando las ganas irrefrenables de hacerlo...  me parece que la llave que abre esa puerta se llama prudencia.

Por alguna razón esta semana también me acordé de mi abuela... 
Le decíamos Mamá ito porque se llamaba Consuelo pero la verdad es que me hubiera encantado llamarla abuela aunque nunca se lo dije. Le hablábamos de usted porque mi abuelo —a quien nunca conocí pues murió antes de que yo naciera— era del norte y esa es la costumbre en esa región del país... se insultan si tu quieres pero siempre se hablan de "oiga papá"... aunque ella nunca le habló de usted a sus padres... cosas de la vida
Mi abuela era pequeñita de estatura, como yo, nunca fue una beldad pero tenía lo suyo, unos ojos azules que miraban bonito y eran dulces pero que ardían en chispas cuando estaba enojada y era de temerse. Sin duda lo más encantador que recuerdo de ella era ese carácter echao p'alante,  era valiente e inteligente y era curiosa. Le encantaba leer, sabia hacer mil cosas y siempre estaba aprendiendo algo nuevo, hablaba francés, pintaba rosas como nadie, cosía, cocinaba maravillosamente, bordaba, tenía mil amigas; se reía mucho, amaba las bromas y siempre tenía una historia interesante que contar de sus viajes por el mundo...  Esa era mi abuela una gran mujer contenida en un cuerpo pequeñito, una dama de ojos pícaros que brillaban cuando hacía comentarios ligeramente subidos de tono. No sé pero algo me dice que coincidiría conmigo en este tema de las travesuras en la vida.

Felices reflexiones...





domingo, 11 de agosto de 2013

La mujer que escribía...

Estaba sentada en el café, tecleaba y después releía lo que iba escribiendo mientras se mordía el índice de la mano izquierda, el café a su lado humeaba y esparcía su aroma en el ambiente pero ella ni siquiera lo miraba... parecía como si estuviera en otro lado... supongo que en cada palabra que escribía le hablaba a alguien desde el fondo del corazón...de pronto unas lágrimas brotaron de sus ojos aunque extrañamente sonreía 
Y entonces la vi llorando y sonriendo enmarcando con su melena despeinada su rostro que era una síntesis perfecta de lo que es la vida... tan dulce a veces y tan amarga otras.
Leyó una vez más, y mordiéndose el labio inferior apretó send. Se recargó en el sillón de terciopelo morado.  tomó el café  entre sus manos y le dio un sorbo mientras miraba por la ventana con la vista fija en algún punto perdido. 
Me hubiera encantado saber qué escribía y a quién... a un hombre sin duda, esa mirada solo la dan ellos y esa sonrisa también...
Pasaron los minutos y volvió a la realidad y viendo que la miraba me sonrió, cerró su laptop, guardó sus cosas, se levantó y salió por la puerta con un aire de misterio de ese que despierta la curiosidad de cualquiera que es testigo de un pedazo de historia de las que hacen que la vida valga la pena...






lunes, 29 de julio de 2013

Curso intensivo de magia...

Como tantas otras veces llevo días pensando qué escribir... mil ideas dan vueltas en mi cabeza. Escribir de los lugares maravillosos que tuve la fortuna de visitar en las últimas 3 semanas, de las personas que vi, de los re encuentros con amigos y los regalos del alma, de las miles de imágenes de los paisajes, el arte, la belleza de las caras tan diferentes, los sabores de la comida... No sé, quizá pueda escribir de todo junto...
20 días yendo de un lado a otro en trenes, taxis, lanchas, bicicletas, etc. caminando como si quisiera llegar al fin del mundo, comiendo lo que no debería, mirando amaneceres en alta mar, escuchando historias de personas con quienes seguramente nunca más coincidiré en la vida y al final cerrar con broche de oro.
Los viajes son, creo yo, un tipo de curso intensivo de magia en el que pasa de todo,  los sentidos se agudizan, la mente se expande y el alma respira aires nuevos que la refrescan e inspiran.
Podría contarles de la carrera en Nurburgring y lo diferente que la encontre comparada con Monza, de las flores del camino que recogí en todos lados y aún traigo aplastadas en mi moleskine como talismanes contra el olvido; de lo increíble de pedalear por las calles de Brujas o de la delicia de los Moules Frites acompañados de una buena cerveza... de la suerte de ver pasar a toda velocidad a los ciclistas de La Tour de France o de la sobrecogedora emoción de caminar de noche por las callejuelas medievales del Mont Saint Michel  para admirar la imponente belleza de su abadía iluminada. De sentir un tipo de éxtasis al entrar en ¨la Maravilla¨ y contemplar la vista desde el claustro pensando en lo que esas piedras han visto a través de los tiempos.
Y qué puedo decir del glamour de Venecia que no haya sido expresado en canciones y pinturas, sin duda es uno de esos lugares en donde cualquiera quisiera vivir una historia de amor.
Miro la ropa en los escaparates, Ferragamo, Gucci, Cavalli, Dolce & Gabbana... nadie diseña como ellos.
Montenegro más lindo de lo que imaginaba, la bahía de Boka, sus dos pequeñas islas,  la iglesia de Nuestra Sra. de la Roca y las miles de historias que se tejen alrededor de la imagen que ha protegido a tantos marineros que regresaron sanos y salvos a los brazos de las mujeres que los esperaron años. La ciudad antigua dentro de las murallas en Kotor, con sus muchas iglesias que acumulaban  reliquias de santos para competir por la devoción y los favores de los fieles.
Argostoli y Corfú... lindas playas, aguas transparentes, el fuerte y la ciudad antigua  tienen su encanto, aunque hubiera sido lindo llegar a Atenas,  si no hubiera habido huelga claro... pero qué diablos, hay más tiempo que vida.
Las palmas creo que se las lleva Duvrovnik, caminar por las murallas de la ciudad temprano en la mañana mirando los techos de las casas e iglesias solo puedo pensar en la belleza del lugar y en todo el sufrimiento y destrucción que sufrió hace no tantos años.  Un libro llama mi atención ¨Duvrovnik in War¨, enseño las fotos a mis hijos, se sorprenden, no pueden creer que haya sido hace tan poco tiempo.  Recuerdo los días cuando los noticieros hablaban todo el tiempo de la guerra y aquel terrible bombardeo que sufrió la ¨perla del Adriático¨en dic. de 1991... 2000 bombas fácil de decir, terrible de imaginar.
Dejamos Barcelona para el final, vieja conocida...bonita como siempre, pero la razón de regresar va más allá de su belleza o cultura, la verdadera razón es amistad.
Conocí a Eva durante un verano en Montreal  hace 26 años y entonces decidimos ser amigas y burlarnos de la distancia; en esos días en que no había facebook, ni mails, ni chats... solo cartas y fotografías impresas en papel.
Novios, viajes, esposos, hijos, carrera, gustos, familia... hemos compartido nuestras vidas desde lados opuestos del océano y ha sido maravilloso.
Nos tiene una sorpresa, caminamos por Paseo de gracia y entramos a un lugar  hermoso, la sala de exhibición de Loewe, y ahí  en un espacio mágico frente a una banca, una instalación creada por un experto en tornados...varios ventiladores de piso colocados estratégicamente y entre ellos una gran mascada de seda en tonos rosados y violetas volando por todo el espacio, libre, mágica, cambiante... increíble, como la vida, como nosotros, como los viajes... podría haber estado horas mirándola. Un regalo grandioso, un regalo del corazón, de esos que no cuestan dinero porque no pueden ser comprados, solo atesorados en un pequeño espacio dentro de nosotros, como las piedras o las hojas, o las flores del camino...




Felices Reflexiones









miércoles, 26 de junio de 2013

Las hojas lejanas...

Comento su estado en fb, aparece en el chat...

    —Hola mi niña...
    —¿cómo estás mi Jóse?
    —sensible...
    —Cuéntame... te marco

veo su cara en la foto... sus ojos verdes siguen siendo tan maravillosos como hace 26 años cuando me miró por primera vez desde su asiento en ese bar y en esa historia del loco milloneta que a varios nos invitó todo una noche de verano en un Acapulco memorable donde la vida nos hizo coincidir...Me parece increíble a través de los años y desde la distancia sigamos acompañándonos.
Personas que no están diario con nosotros, no son nuestros compañeros incondicionales de todas las aventuras, ni se soplan todos nuestros estados de ánimo, inquietudes, alegrias y tristezas de la vida cotidiana; con quienes en realidad no tenemos una lista interminable de momentos juntos más allá de encuentros casuales o algunas tardes compartidas ; sin embargo de pronto aparecen y es como si nos hubiéramos visto ayer... hablamos y nos contamos la vida para hacer el Catch up y ponernos al corriente y se siente bien. Quizá es porque de algún modo conocemos a la persona, conocemos nuestras vidas —si bien no al dedillo—, sí lo suficiente y al no estar tan inmiscuidos podemos verlas objetivamente y eso le da una frescura al intercambio de ideas que es tan saludable...
Todos tenemos uno o varios de ellos, esos a los que Borges describe como los amigos distantes, hojas que están en la punta de las ramas y aparecen entre  las otras cuando el viento sopla, y hay que ver qué increíble es... cuando el viento sopla.
Gracias vida por esos acompañantes distantes y por los momentos que con ellos vivimos.

Felices reflexiones