domingo, 16 de octubre de 2011

Uno menos en la lista...





Contemplar Ayer's Rock,  Visitar Mont Saint Michel,  El Khazneh  en Petra, ver la Aurora Boreal en Noruega y  los Moáis de la Isla de Pascua... son algunos de los "lugares que visitar" antes de despedirme de este mundo tan cruel como divino y hoy se me ha hecho conocer uno de esos lugares que estaba por ahí dentro de la lista. Estoy a punto de pasar la noche en el legendario Hotel California  en el pueblo mágico de Todos Santos que, como dato curioso, es un punto de la tierra por donde pasa exactamente la línea del trópico de cáncer
Después de recorrer dos horas de carretera que en tramos es autopista, en otros doble sentido y en algunos más de plano terracería, llegamos a Todos Santos. El camino se disfruta ya que el paisaje con las montañas, los saguaros y las olas reventando en la playa lo hacen realmente hermoso; si a esto le añaden compañía de primera, buena música, la bebida de su elección y un paquete de hot nuts... mejor aún.
El pueblo de Todos Santos pertencece al municipio de La Paz, se encuentra a solo unos 3 km de la playa. Por fin llegamos y sus edificios de tabique y arquitectura colonial testigos de su historia nos dan la bienvenida con todas esas galerías y restaurancitos que invitan a recorrerlos con el sol de media tarde y la brisa ligera que empieza a sentirse, finalmente encontramos el legendario hotel que, aunque ustedes no lo crean tiene solamente 61 años y fue construido por un chinito que por azares del destino vino a dar a la península después de la Segunda Guerra Mundial. En su intento de mexicanizarse un poco el Sr. Wong, de quien se dice que era un personaje agradable y con mucha astucia para los negocios, se hacía llamar Antonio, y la gente lo apodaba cariñosamente "el chino Wong". 


En el exterior el edificio luce arcos y largos estandartes rojos -tipo castillo- en los que se puede ver escrito "Hotel California", me emociona llegar y pienso... hmmm " Welcome to the hotel California... such a lovely place, such a lovely face..." ¿Será? y es que para todos nosotros, creo,  es imposible no asociar este lugar a la famosa canción de Don Henley que The Eagles convirtiera en un éxito comercial a mediados de los setenta, y cuyo autor consideraba una metáfora de su percepción de la decadencia materialista de "América¨ ... ¿Qué tal?
En su interior el hotel es un lugar sensacional, ecléctico hasta la médula, con paredes coloridas tipo Frida y Diego toques de mobiliario y ornamentos de la india, bellas piezas de artesanía mexicanas, cojines con textiles maravillosos sobre los sillones, mucho arte colorido de gran formato en las paredes, plantas, tapetes orientales sobre pisos de barro o piedra, lindas terrazas que en la noche se iluminan con velas por todos lados e invitan a las confidencias y la intimidad al calor de las copas. También hay una pequeña alberca de azulejo veneciano enmarcada por mullidos camastros  y por el verde de las enredaderas con flores lilas que sugieren que quizá eso de no poder salir de ahí no sea tan mala idea... 
Las 11 habitaciones del hotel son acogedoras con bonitos detalles, no esperen state of the art things, no es Miami ni NY. la construcción es vieja  y aunque está muy bien mantenida tiene sus detalles, no cuenta con gadgets electrónicos para entretenimiento de sus huéspedes pero sí con conexión de internet wi-fi  así que con que traigan su computadora o tel. ese punto queda resuelto.


Podría decirles mil cosas más sobre el  especial ambiente del Hotel California y de Todos Santos pero no lo haré porque mi intención es solo provocarlos y dejar que el deseo los traiga hasta acá.







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