Había una vez una familia formada por padre, madre y nueve hijos... Militar de carrera, capitán del ejercito durante la revolución; el padre nunca quiso volver a saber nada del ejército cuando esta finalizó y se consiguió un empleo como supervisor de Ferrocarriles Mexicanos.
La madre era de una familia acomodada, no rica, pero con ciertos privilegios que el capitán no podía darle pero se casó con él por amor. Luego empezaron a llegar los bebés. Estela, Horacio, Graciela, Laura, Socorro, Adolfo, Arcelia, Octavio y por último Yolanda... mi madre.
Pequeña y delgada, de facciones afiladas y bellas, pelo muy negro, hermosa sonrisa y ojos pícaros mi madre es ese tipo de mujer tan fuerte que puede cargar con el mundo en los hombros y enseñar disciplina y responsabilidad a una hormiga y al mismo tiempo ser tan empática y sensible que los problemas propios y hasta los demás llegan a afectarla al grado de perder el sueño por la angustia y la preocupación. Siempre ha sido una mujer trabajadora cuya casa es perfecta sin importar el día ni la hora en la que llegues. Excelente administradora y organizadora, capaz de transformar tres palos en una percha; increíblemente ingeniosa de buen gusto y talentosa con las manos. También es pulcra y tenaz, tiende a ser un poco perfeccionista y cuando algo no le parece puede repetirte la misma pregunta o indirecta con la intención de hacerte cambiar de idea hasta hacerte enloquecer.
Solía ser muy conservadora, de ideas fijas y un poco radicales —no en balde era hija del Capitán— pero se casó con mi padre y eso, aunado a los años y la experiencia, la han vuelto más relajada.
Creo que nunca apreciamos y admiramos a nuestras madres tanto como el día en que tenemos nuestros propios hijos y nos damos cuenta de todo lo que han hecho, lo mucho que han dado e incluso sacrificado por nosotros. Recuerdo un poema en el que un padre le dice a su hijo que su cariño es incondicional y no espera nada a cambio, sin embargo le advierte sobre el "agente viajero" que llegará a cobrarle y en quien "como un hombre honrado" deberá pagarle, siendo este su propio hijo. Así mi madre ha sido enfermera, cocinera, terapeuta, maestra, chofer, doctora, diseñadora y mil cosas más y he tenido la fortuna de que además de todo eso sea una mujer amorosa, sobre protectora, talentosa y ejemplar quien me ha transmitido su pasión por el arte, por la música, por la vida con su ejemplo, haciendo cosas que van desde confeccionar cajas para los dulces en mi cumpleaños cortando cartón hasta entumirse los dedos u organizar eventos y vender boletos para ayudar a la casa hogar de las monjas, hasta dejar de comer y dormir en el piso para cuidar amorosamente a quienes han enfermado en su familia.
Sabemos que somos muy diferentes y confieso que hay muchas cosas en las que me encantaría ser como ella, sin embargo sé que sus enseñanzas viven en mi cuando a veces me sorprendo repitiendo a mis hijos las mismas palabras que ella nos decía y pensando de la misma manera.
Ma,
No me alcanzaría la vida para darte las gracias por tu amor y por todo lo que haz hecho por esta agente viajera que te tocó, medio rebelde con una voluntad no tan de acero como la tuya un poco menos ordenada y perfecta pero siempre tratando de seguir tus pasos a mi modo. Te amo con todo el corazón, aunque digas que ya no te escribo tarjetas tan lindas como las de antes y medio llores de sentimiento. Siempre serás para mi la mejor mamá que Dios me pudo dar.
¡Feliz cumpleaños ma!
Gracias por compartir una relación maravillosa y tan honesta. Muchas felicidades a tu mamá, donde quiera que lo festejen, que sea un momento mágico y especial como ustedes dos
ResponderEliminarAnnie mil gracias por leerme y por tu comentario. ¡Te mando un abrazote!.
EliminarY
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ResponderEliminarQue lindas palabras a tu mami, me encantaria que las leyera la mia que en mucho pienso se parece a la tuya (sin conocerla)FELICIDADES MAMA DE YOLA!!!
ResponderEliminarEl honrar a nuestros padres es una cualidad que todavia nuestra generacion tiene, pero que en mi punto de vista, se esta perdiendo, yo me acuerdo que mi madre con el solo hecho de cambiar una mirada, hacia que mi reaccion fuera detener inmediatamente TODO lo que estuviera haciendo, si no, habria problemas.. Hoy lo veo en mis sobrinos (todavia no soy papa), ya no hay ese respetohay temor y reto,
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