Te me metiste en los huesos, en la mente, en la piel y por eso vuelvo siempre para arrojarme en tus brazos que extiendes para llevarme envuelta en un velo blanco que usas para seducirme haciéndome así pensar que ningún daño me harás. Desplegando frente a mí tu inolvidable belleza que mi mente no abandona ni aunque vaya me tan lejos.
¿Qué me diste? , ¿Cuándo fue?, cómo sucedió de pronto que aunque no me percaté la voluntad me robaste y me descubro corriendo descalza sobre la arena para entregarme cual soy.
Pero es en ese momento cuando llego hasta tu orilla que me detengo de pronto y no me atrevo a ir más allá… entonces para ablandarme me acaricias suavemente para inspirarme confianza aunque sé que quien se arriesga puede de pronto perderse y hundirse profundamente para nunca regresar .
Me rehuso a adentrarme en ti. Cual amante enloquecido llegas hasta mis rodillas y a veces un poco más… ¡Insolente! eso es lo que eres… un cretino presumido por que sabes que soy tuya aunque lo niegue a rabiar, y aunque no me entregue a tí… paso la vida pensando…¿ Cómo se vive sin mar?
Sin leer el título..podría confundirse con un relato del amante anhelado..la relación fallida, la eterna esperanza del reencuentro..
ResponderEliminarun beso