El Rey león es para mí una de esas películas que encierra una sabiduría sobre circunstancias que todos vivimos en algún momento de nuestras vidas, la desobediencia, la traición, la vergüenza, la culpa, el auto-conocimiento, la evasión, la amistad, los reencuentros, el perdón y por supuesto el amor que al final del día es el centro de todo, el sentimiento maestro...
Ahora bien, quizá ustedes se pregunten ¿Qué es el síndrome de Simba?, pues bien... para mí este sídrome se da cuando sufrimos el encuentro con una verdad que de frente se nos lanza a la cara y el shock es tal que tenemos que huir para poder digerirla, tal como Simba lo hace trás la muerte de su padre, lleno de culpa, remordimiento y sobre todo de una infinita tristeza... Y es que a veces nos pasan cosas que nos sacuden desde el fondo, y no crean que estoy hablando forzosamente de acontencimiéntos demasiado traumáticos, no, pueden ser las palabras que alguien nos dice, un progama de televisión, la música, o el voltear a examinar nuestra vida y ver que wow... realmente y para decirlo en el más entendible español mexicano "La hemos regado gacho" (nos hemos equivocado terriblemente)... Es entonces cuando muchos de nosotros salimos disparados buscando alejarnos con nuestro, enojo, pena, vergüenza etc. por que no queremos ni que nos de el sol...
Hacer esto es generalmente terapéutico para mi e invariablemente suceden dos cosas: La primera es que de tanto pensar y pensar puedo lograr un pasito más en el auto-conocimiento y me entiendo un poco más a mí misma -una tarea difícil- y la segunda es que al igual que Simba encuentro mi versión personal de Rafiki que me recuerda quien soy, las cosas que quiero, las cosas que me importan y las cosas que he determinado que guíen mi vida, que en un mundo tan acelerado y loco y por tantas circunstancias ajenas a mi suelo perder de vista más veces de las que quisiera. Y así finalmente logro darme cuenta de hasta dónde he metido la pata...
Durante todo este proceso paso de sentimiento en sentimiento y una parte de mí me alucina, me cae gorda, se enoja conmigo, me regaña etc. etc. mientras otra analiza las razones y me da consejos, me entiende, me apapacha y me dice que al final del día yo soy lo mejor que tengo y solo yo puedo tener la fuerza de enderezar las cosas que no están bien, de regresar y ocupar el lugar que me corresponde en el "Círculo de la vida"; que las cosas buenas y malas que hago son experiencias que me hacen mejor persona, más "humana", más comprensiva, más tolerante y que la primera persona a la que debo amar, respetar y perdonar es a mí.
Todo este circo maroma y teatro es lo que yo llamo "El Síndrome de Simba" y ¿saben qué?... he aprendido que siempre, siempre vale la pena...
Felices reflexiones :)
Ahora bien, quizá ustedes se pregunten ¿Qué es el síndrome de Simba?, pues bien... para mí este sídrome se da cuando sufrimos el encuentro con una verdad que de frente se nos lanza a la cara y el shock es tal que tenemos que huir para poder digerirla, tal como Simba lo hace trás la muerte de su padre, lleno de culpa, remordimiento y sobre todo de una infinita tristeza... Y es que a veces nos pasan cosas que nos sacuden desde el fondo, y no crean que estoy hablando forzosamente de acontencimiéntos demasiado traumáticos, no, pueden ser las palabras que alguien nos dice, un progama de televisión, la música, o el voltear a examinar nuestra vida y ver que wow... realmente y para decirlo en el más entendible español mexicano "La hemos regado gacho" (nos hemos equivocado terriblemente)... Es entonces cuando muchos de nosotros salimos disparados buscando alejarnos con nuestro, enojo, pena, vergüenza etc. por que no queremos ni que nos de el sol...
Hacer esto es generalmente terapéutico para mi e invariablemente suceden dos cosas: La primera es que de tanto pensar y pensar puedo lograr un pasito más en el auto-conocimiento y me entiendo un poco más a mí misma -una tarea difícil- y la segunda es que al igual que Simba encuentro mi versión personal de Rafiki que me recuerda quien soy, las cosas que quiero, las cosas que me importan y las cosas que he determinado que guíen mi vida, que en un mundo tan acelerado y loco y por tantas circunstancias ajenas a mi suelo perder de vista más veces de las que quisiera. Y así finalmente logro darme cuenta de hasta dónde he metido la pata...
Durante todo este proceso paso de sentimiento en sentimiento y una parte de mí me alucina, me cae gorda, se enoja conmigo, me regaña etc. etc. mientras otra analiza las razones y me da consejos, me entiende, me apapacha y me dice que al final del día yo soy lo mejor que tengo y solo yo puedo tener la fuerza de enderezar las cosas que no están bien, de regresar y ocupar el lugar que me corresponde en el "Círculo de la vida"; que las cosas buenas y malas que hago son experiencias que me hacen mejor persona, más "humana", más comprensiva, más tolerante y que la primera persona a la que debo amar, respetar y perdonar es a mí.
Todo este circo maroma y teatro es lo que yo llamo "El Síndrome de Simba" y ¿saben qué?... he aprendido que siempre, siempre vale la pena...
Felices reflexiones :)
Hola: Es la primera vez que leo tu blog. Nuestra racionalidad (característica que nos hace ser los mamíferos "superiores") usualmente nos boicotea.
ResponderEliminarEn palabras de Jack Nicholson (en "A Few Good Men"): "You can't handle the truth!". No sabemos manejar la verdad porque no hemos sido entrenados (educados) para ello... por ello, el encarar la verdad nos lastima, nos llena de pánico y nos provoca ese Síndrome de Simba del que hablas.
Cierto que el reconocer que existe este problema nos hace crecer y madurar... a menos que vivamos engañados o en una "irrealidad" que resulte menos comprometida...
Saludos!
@quico70