El día de hoy se anuncia con Bombo y platillo y - por supuesto- con una transmisión inacabable de televisa la beatificación de quien fuera hasta hace unos años el guía espiritual de la grey católica Juan Pablo II. Desde mi óptica éste hombre era además de brillante y carismático, un personaje con inteligencia, visión y arrastre de líder que lo convierten en una figura clave en los acontecimientos de la geopolítica mundial de finales del siglo XX tales como la caída del Muro de Berlín y del régimen comunista. Así mismo vislumbró la crisis de la iglesia en Europa y muy probablemente entendió que el futuro económico de la misma dependería basicamente de America.
Este Papa viajero, supo acercarse a la gente, se bajó del trono que ocuparan sus predecesores y se dejó tocar, abrazar y ver y sentir en todos lados. Sacó el papado del Vaticano y llevó su mensaje de amor en distintos idiomas por todo el mundo promoviendo la reconciliación entre las religiones y el respeto entre ellas dejando a su paso esa estela evidente en aquellos a quienes tocaba. En cada viaje fuimos testigos de las manifestaciones de cariño y admiración masivas más sorprendentes de los últimos tiempos en lugares como el Estadio Azteca, la Basílica de Guadalupe, Central Park, La Habana que son los que vienen a mi mente ahora. Y qué decir de esa escena en la que perdona al turco que atentó contra su vida.
Me parece que Lolek era uno de esos hombres que se ven cada mil años y que su legado es cuantioso e invaluable; pero aún cuando bajo su mando la Iglesia Católica se abrió bastante en sus formas, existen cosas que fueron intocables en sus planteamientos tales como la participación de las mujeres en la iglesia y su ordenación sacerdotal, el celibato, los métodos de control de la natalidad y las relaciones sexuales antes del matrimonio y el negrito en el arroz lo vino a poner el escándalo del Padre Maciel y los casos de pederastia dentro de la Legión de Cristo, de los que —se dice— estaba enterado pero no hizo nada.
Me parece que el peso específico de este Papa no se discute, sin embargo sorprende la rapidez con que se lleva a cabo el proceso de beatificación que generalmente llevaba mucho tiempo y es probable que nos toque ver su santififcación ¿por qué? porque la iglesia necesita un héroe, un santo que le llegue a la gente, que los haga volver y evitar que siga la pérdida de fieles que han huido de ella en desbandada durante los últimos años al ver su obsolescencia en muchos temas, la corrupción de su estructura burocrática y que que sigue siendo en una mujerzuela que se vende al mejor postor. Aclaro que aquí no estoy hablando de los curas de las iglesias rurales y apartadas o de muchos buenos sacerdotes y monjas que vemos día a día ayudando a quienes más lo necesitan, pues aunque la iglesia, como todas las instituciones, tiene cosas terribles aún así ayuda a muchos; estoy hablando de quienes ocupan jerarquías importantes y de la estructura que sostiene al Vaticano, de la Mitra y de todos aquellos que constituyen la élite de poder de esta institución y que tanto daño le han hecho desde siempre.
Si la Iglesia Católica pretende seguir vigente en el mundo actual es necesario que reconsidere ciertas posturas arcaicas que no cuadran con los lineamientos de sus fieles actuales que si bien se reconocen creyentes desconocen las prácticas y ritos de la iglesia y se han alejado de ella y créanme, se necesitará de mucho más que un fast track de santificación para revertir este proceso. Por ahora sólo nos queda esperar a ver quién será el sucesor de Benedicto XVI que es sin duda alguna un papa de transición que heredó las gigantescas sandalias del pescador imposibles de llenar con su germana personalidad.
En fin ya veremos que pasa con esta "bendita" institución...
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