Se recargó en la pared de la terraza, se acompañaba con un whisky y desde ahí contempló la noche maravillado, había ya tan pocas en esa maldita ciudad siempre iluminada pero en el rancho todo era diferente el cielo era oscuro y las estrellas brillaban y a veces a lo lejos cuando el río crecía por las lluvias incluso se podía oír el ruido de la cascada. Ella sentada en el sillón de la sala, leía unos textos mientras lo esperaba y de vez en vez miraba sobre la hoja para espiarlo y ver si venía, siempre tomaba su tiempo... y después entraba, le daba la mano y se iban a la cama.
Se le acabó el whisky pero siguió ahí mirando la noche y pensando en ella...
-nunca me quisiste, nunca te entendí y nunca me entendiste, ¿quién pensaste que era? un pelele para tus ratos libres o solo alguien pasajero con quien entretenerte... un deseo para satisfacer y después seguir como si nada... y dejarme así, queriéndote tanto...
Muy lejos de ahí metida en la cama mientras otro hombre le besa la espalda ella piensa en él... y la melancolía la invade otra vez...
-He sido tan tonta ... nunca me entendiste, traté de entenderte pero nunca pude, siempre con reclamos y siempre un tirano y yo una idiota queriéndote tanto... pero solo fui algo pasajero, un sueño tal vez, o solo un deseo, nunca me quisiste...
Y en la misma noche, bajo el mismo cielo dos que aún se aman duermen sin saberlo pensando en el otro presas del orgullo, de las circunstancias de haberse encontrado simplemente a destiempo.
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