Despertó al cuarto para las siete, como de costumbre, pero sin tenerlo en la mente por primera vez desde hacía mucho... dió vueltas en la cama de un lado al otro se estiró con ese sonido de gato que él tanto amara en otros tiempos; acto seguido salió de la cama se quitó el diminuto camisón verde y lo echó sobre la percha. Caminó hasta el baño con pasos cortos y rápidos y el perro siguió su menuda figura con la vista.
"No me importa", pensó y de repente oyó esa voz que le contestaba, que la retaba siempre y la contrariaba tanto...
Abrió el chorro de agua en un intento de acallarla pero inútil resultó...
-A quien quieres engañar si sabes que eso es mentira.
"Estúpida voz"---pensó---- qué te importa si pretendo que ya no me importa nada, que ya no extraño sus besos ¡Dime! qué te importa saber si aún lo llevo dentro o si finjo que ya ha muerto o que nunca en mi existió.
Entonces la voz calló y con infinita pena murmurando para sí dijo
- tienes razón, pretenderé que no sé aquello que es evidente... que tú todavía sientes... Pretenderé hasta creerlo hasta que el tiempo lo borre y en su lugar solo quede un espacio lleno de aire que nadie recordará por que nunca nadie supo lo mucho que contenía, pretenderè niña mía eso que pretendes tú... Y de pretenderlo tanto tal vez un día sea cierto y entonces todo habrá muerto y se perderá en la nada.
Y cuando la voz calló, sintió el agua en todo el cuerpo pensando
-así está mejor, no ha muerto porque no puede morir algo que nunca exisitó...
-así está mejor, no ha muerto porque no puede morir algo que nunca exisitó...
Lindo, sensible, triste, pero real.
ResponderEliminarMe gusto aunque sentí una nostalgia no se si por saber que escribes desde lejos o por el relato en si
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