11 de septiembre... uno de esos días en el que las noticias, las editoriales y la cobertura televisiva por el aniversario del atentado terrorista más divulgado de los últimos tiempos, que marcó la dirección en los inicios de la historia del siglo XXI, son prácticamente imposibles de evitar.
Sin temor a equivocarme podría decir que todos recordamos esa mañana, las terribles imágenes de los aviones impactándose en las Torres Gemelas que la televisión se ha encargado de transmitir una y otra vez hasta el cansancio para que no olvidemos la ¨maldad¨ del mundo musulmán extremista representada en su totalidad, hasta hace poco por Osama Bin Laden; así como lo justificada que estaba la guerra que George Bush Jr. ( uno de mis personajes favoritos en el muro de los despreciables contemporáneos) emprendiera contra Irak en un su noble esfuerzo por liberar a un pueblo oprimido - y al resto del mundo- de las temibles armas de destrucción masiva que Saddam Hussein estaba fabricando para, como diría Cerebro a Pinky, "Take over the world"... y que por supuesto no tenía nada que ver con las reservas de petróleo del país en cuestión ni con una vendetta personal contra el dictador Irakí.
Entonces el mundo cambió... para muchos de nosotros eso se tradujo inmediatamente en más seguridad en los aeropuertos, largas filas en las que hay que quitarse los zapatos, el cinturón, el celular, el suéter -chamarra -o abrigo, y casi casi encuerarse; abrir la computadora, no portar más de 3oz de líquidos o geles, pasar por scanners que te ven hasta las amalgamas del diente, y una grabación en fechas clave que repite "Este es un anuncio de seguridad"... bla bla bla... Ojalá todo se redujera a esas molestias e inconvenientes pero no es así. Desgraciadamente los efectos van mucho más allá de la pesadilla en que se ha convertido viajar en avión. Lo que en realidad importa es que el mundo se volvió un lugar con más armas , más contaminación, más dolor en los corazones, más violencia, más desesperanza en el medio oriente, más pobreza y destrucción de un país que de por sí ya tenía sus complicaciones, más familias deshechas de ambos bandos, más drogas para los que los soldados olviden los horrores que han visto y cometido, más hombres, mujeres y niños mutilados física, mental y espiritualmente y al final del día en más odio, racismo y visiones radicales que lejos de enriquecernos nos dividen y enfrentan más.
Osama ha muerto y con él los secretos que lo unían a la familia Bush y las teorías de conspiración que existen alrededor del 9/11 pero algunos otros líderes del movimiento siguen vivos. Los grupos terroristas actúan de una manera muy diferente a como lo hicieran hace 10 años cuando había una cabeza identificada contra la que actuar. Hoy con las redes sociales las células terroristas actúan más discretamente sin revelar nunca a sus líderes y según los expertos, probablemente no veremos en el futuro atentados tan grandes como los de ese 11 de sept. pero lejos estamos de haber acabado con la esa amenaza.
¿Qué cosas veremos en el futuro?, no lo sé... lo que sí sé es que en este mundo globalizado cuando la paz se pierde perdemos todos, como mundo, como sociedad, como personas... y que nuestra obligación es y será siempre repudiar las guerras disfrazadas de anhelos de liberación y salvaguarda de los pueblos indefensos como sistema de defensa desenfrenada de los intereses económicos capitalistas en donde un país se esgrime como policía del mundo desatando guerras estúpidas que siembran la muerte y la destrucción en la tierra, que permiten que comprar un arma sea más fàcil que comprar agua, que convierten a niños de 10 años en mercenarios y a niñas de 8 en prostitutas, que dejan viudas en países donde, desgraciadamente aún en pleno siglo XXI, una mujer sin un hombre nada vale y su vida está totalmente acabada...
Nuestra obligación es hoy más que nunca recordar todos los días y vivir conscientes y enseñándoles a nuestros hijos que somos UNO más allá del color, las creencias religiosas, la ubicación geográfica, las visiones políticas y la posición social y económica; que nuestra misión es amar, respetar y cuidar el mundo que se nos ha encomendado y en la medida de lo posible dejarlo un poco mejor de como lo encontramos, es ver y señalar las incongruencias de los sistemas que exaltan la paz y la libertad pero cuyas armas para lograrlas son el temor y la guerra.
Hoy nuestro deber es recordar a todos aquellos que han sido y siguen siendo víctimas de que hayamos olvidado y peor aún de que sin olvidar hayamos sido indiferentes.
"No hay caminos para la paz, la Paz es el camino"
M. Gandhi
Felices reflexiones...
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