viernes, 21 de marzo de 2014

confesiones de una gordita en rehabilitación...

Hay momentos en la vida que uno simplemente no puede dejar pasar, como ese en el que te quitas el pantalón y el botón que lleva por dentro aparece practicamente tatuado en tu abdomen... y qué tal la comezón en la cintura llena de rayas rojas. Seguramente más de uno sabrá de lo que les hablo y si son de esos flacos que no engordan con nada, bueno pues ya saben ahora por lo que uno pasa especialmente después de los 40 cuando por alguna extraña magia la ropa se encoge si la dejas colgada.
Dios me dio muchas cosas, entre ellas un cuerpo pequeñito, fuerte y ¡tan agradecido!  le puedes dar un pan Bimbo integral y lo almacena como si fueran dos hot cakes con miel de maple y una taza de chocolate; y luego yo... que si hoy tengo un evento, que si está mister Fatal y mejor me voy con él al cine, que si whatever... total claro, 3 meses de no ir a la zumba era obvio que se iban a notar. 
Así que como en muchas otras ocasiones lo he hecho el miércoles empecé una dieta. Quienes me conocen saben que soy amante de las verduras, la carne magra y asada, las frutas y en general como comida bastante saludable, pero también me encantan el arroz, las nueces, los quesos —todos— los panes de granos, el chocolate oscuro y el vino tinto... tengo 48 años y no estoy para dietas de cetosis que, sí, son maravillosas para bajar, pero estresan demasiado los riñones y el hígado y de pronto acaban hasta con el músculo y tampoco le hago a las pastillas ni cosas extrañas como que te metan agujas en el cuerpo. 
Investigando encontré un método francés llamado Kot que mezcla la comida normal con algunos productos de suplementos alimenticios hechos a partir de la proteína de la leche, total analicé sus sistemita e hice una cita...Salí de ahí con mi shaker (un vasito para hidratar los polvos), mis sobrecitos de comida, de los que tengo que tomar 3 al día, la app descargada en mi cel para recordarme todo lo que puedo comer y muchas ganas de portarme de manera ejemplar y hacer que el tatuaje de mi abdomen desaparezca y pueda volver a ponerme esa ropa que se encogió y que tanto me gusta.
Omelette de queso  o de tocino, sopas de pollo, champiñones o jitomate, smoothie de mango o de naranja, una cosa como natilla de vainilla y otra de chocolate y un polvo que promete saber como yogurt con frutas rojas fueron mi selección de los productos, en realidad yo soy más de salado que de dulce, pero también había pasta, hot cakes, un pastelito de chocolate y otros postres.
Hasta el día de hoy lo que encuentro mejor son los omelettes que quedan como una tortilla de huevo, las sopas pues así que digamos "No manches ¡quiero más!" hmmmm nah... pero tampoco están incomibles y de la natilla ni hablemos porque obvio no es creme brulee.
El sistema determinó que necesito 8 semanas de dieta... llevo 3 días pero me siento bien, y sin hambre que ya es ganancia,  prometo firmemente no saltarme el ejercicio que mi cuerpo reclama de maneras tan vulgares...  ya veremos que ha pasado para el próximo miércoles.
Wish me luck and will...



                                           #OhYisus por qué no me hiciste flaca 


Felices dietas...