sábado, 3 de marzo de 2012

En lo negro y en el color.

Como varios de ustedes saben el domingo pasado mi marido y yo celebramos con mucha alegría nuestro aniversario de bodas  y ¿saben qué? después de 18 años, dos hijos, llantos, sonrisas, de aprender a ser padres,  mudanzas a diferentes ciudades,  construcciones de hoteles,  motos, go karts, autos, hospitales, operaciones,  preocupaciones, viajes  y demás andanzas que hemos recorrido en un camino que ha sido de muchas más alegrías que tristezas; puedo decir que sigo creyendo que escogí al hombre ideal para mi y volvería a darle el sí mil veces.
Sin duda somos afortunados porque a través de el tiempo hemos podido conservar ese interés y ese deseo de nuestra compañìa, de nuestras opiniones y nuestra complicidad y porque compartir la existencia día a día sigue siendo interesante, placentero y aún existe esa chispa de pasión tan necesaria para seguir adelante. Me parece que el ritmo de vida que hemos llevado con cambios, que sabemos que no son para siempre, de ciudad, de país, de casa, de amigos nuevos, el haber tenido que vivir con separaciones largas han contribuido a lo anterior. Hemos cambiado juntos, nos hemos sorprendido  y creo que afortunadamente  nos hemos gustado en cada etapa y nos hemos dado esa libertad para cambiar y seguir creciendo juntos aprendiendo uno del otro hasta el día de hoy. 
Un amigo me envió esta reflexión con una idea que siempre he tenido acerca de que en el amor la cuestión no es estar para siempre enamorado de alguien sino enamorarnos varias veces de esa misma persona. A continuación la comparto con ustedes y espero que les guste tanto como a mi.


Felices Reflexiones...




Mis amigos separados no se cansan de preguntar cómo logré estar casado 30 años con la misma mujer. Las mujeres -siempre más maliciosas que los hombres, no le preguntan a mi esposa cómo ella puede estar casada con el mismo hombre, pero sí cómo ella puede estar casada conmigo. Los jóvenes son los que hacen las preguntas correctas, o sea, quieren conocer el secreto para mantener un matrimonio por tanto tiempo. Nadie enseña eso en las escuelas; al contrario. No soy un especialista en el ramo, como todos saben, pero dicho esto, mi respuesta es más o menos la siguiente: Hoy en día el divorcio es inevitable, no se puede escapar. Nadie aguanta convivir con la misma persona por una eternidad. Yo, en realidad ya estoy en mi tercer matrimonio – la única diferencia es que me casé tres veces con la misma mujer. Mi esposa, si no me engañó, está en su quinto matrimonio, porque ella pensó en agarrar las maletas más veces que yo. El secreto del matrimonio no es la armonía eterna. Después de los inevitables encontronazos, la solución es ponderar, calmarse y comenzar de nuevo con la misma mujer. El secreto en el fondo, es renovar el matrimonio y no buscar uno nuevo. Eso exige algunos cuidados y preocupaciones que son olvidados en el día a día de la pareja. De tiempo en tiempo, es necesario renovar la relación. De tiempo en tiempo es necesario volver a enamorar, volver a cortejar, seducir y ser seducido. ¿Hace cuánto tiempo ustedes no salen a bailar? ¿Hace cuánto tiempo no intentas conquistarla o conquistarlo como si tu pareja fuera un pretendiente en potencia? ¿Hace cuánto tiempo no hacen una luna de miel, sin los hijos eternamente peleando para tener su irrestricta atención? Imagínate que estás con una nueva conquista. Si fuera una relación nueva, seguramente frecuentarías lugares nuevos y desconocidos, cambiarías de casa o apartamento, cambiarías tu vestimenta, los discos, el corte de cabello, el maquillaje. Pero todo eso puede hacerse sin que te separes de tu cónyuge. Vamos a ser honestos: nadie aguanta la misma mujer o el mismo hombre por treinta años con la misma ropa, el mismo labial, con los mismos amigos, con los mismos chistes. Muchas veces no es tu esposa que se está poniendo fastidiosa y vieja; eres tú, son tus propios muebles con la misma curtida decoración. Si te divorciaras, seguramente cambiarías todo, que es justamente uno de los placeres de la separación. Quien se separa se encanta con la nueva vida, la nueva casa, la nueva urbanización, un nuevo círculo de amigos. No es necesario un divorcio litigioso para tener todo eso. Basta cambiar de lugares e intereses y no acomodarse. Eso obviamente cuesta caro y muchas uniones se quiebran porque la pareja se rehúsa a pagar esos pequeños costos necesarios para renovar un matrimonio. Pero si te separas, tu nueva esposa va a querer nuevos hijos, nuevos muebles, nuevas ropas y además tendrás que pagar la pensión de los hijos del matrimonio anterior. No existe esa tal "estabilidad del matrimonio" ni ésta debería ser anhelada. El mundo cambia y tú también, tu marido, tu esposa, tu urbanización y tus amigos. La mejor estrategia para salvar un matrimonio no es mantener una "relación estable", mas sí saber cambiar juntos. Todo cónyuge necesita evolucionar, estudiar, especializarse, interesarse por cosas que jamás habría pensado hacer al principio del matrimonio. Tú haces eso constantemente en el trabajo, ¿por qué no hacerlo en la propia familia? Es lo que tus hijos hacen desde que vinieron al mundo. Por lo tanto, descubran la nueva mujer o el nuevo hombre que vive a su lado, en vez de salir por ahí intentando descubrir un nuevo par. Tengo la seguridad de que sus hijos los respetarán por la decisión de mantenerse juntos y aprenderán la importante lección de cómo crecer y evolucionar unidos, a pesar de los inconvenientes.Peleas y discusiones siempre ocurrirán: por eso, de vez en cuando, es necesario casarse de nuevo, pero intente hacerlo siempre con el mismo par. ¡¡¡Mucho éxito!!! Y RECUERDEN QUERIDOS AMIGOS O AMIGAS: EL CAMBIAR DE ESPOSA O DE ESPOSO ES EL MISMO INFIERNO, PERO CON DIFERENTE DIABLO !!!!!!!!!!!!

1 comentario:

  1. Gracias por compartir.. Yo tengo apenas 3 años de casado, se que son pocos pero creo en enamorar a mi mujer cada dia, a veces fallo y no lo logro, pero ella sabe que lo intento...

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