lunes, 30 de abril de 2012

No son de nadie pero son de todos...

La infancia es esa etapa maravillosa de la vida que por excelencia significa vivir libre de preocupaciones más allá de hacer la tarea, sacar buenas notas y portarse bien. Un tiempo para jugar futbol, andar en bicicleta o patines, vestirse de Spiderman e ir clases de Ballet y de piano,  de  soñar en lo que queremos ser de grandes, de disfrutar la escuela, la imaginación, los amigos. Una edad en la que supuestamente siempre habrá alguien que nos ame y  nos provea el cariño y cuidados necesarios para lograr un desarrollo óptimo que nos permita llegar a convertirnos en adultos medianamente cuerdos y autosuficientes.


Sin embargo todos los días vemos niños que forman parte del paisaje urbano y viven una realidad muy diferente. Pasan el día haciéndola de payasitos malabaristas en los altos, vendiendo chicles, limpiando parabrisas; sentados en un camellón  junto a sus hermanos  compartiendo un taco. A veces duermen en alcantarillas, a veces roban, algunos se drogan con cemento,  tienen hambre, tienen frío... Muchos son explotados por proxenetas y sometidos  a la peores vejaciones o enseñados a delinquir... No van a la escuela, no tienen comida caliente ni una cama limpia en la que dormir para soñar en su futuro, en ser doctores o pilotos o diseñadoras o mamás ni un beso de buenas noches o alguien que los arrope.   Los llamamos "niños de la calle" a la que generalmente han llegado escapando de la violencia de sus hogares. Andan sucios y son agresivos, huelen mal... Porque la pobreza huele mal, porque no poder bañarte, ni tener a alguien que te lave la ropa, te cuide, te eduque y te ame huele mal... porque vivir así genera rencor, resentimiento, envidia; envenena el alma con dolor y divide a las sociedades.
Los niños de la calle son una de las constantes llamadas de atención de nuestra realidad social y al igual que muchas otros problemas son producto de las tremendas carencias y enorme desigualdad que nos polariza cada día más y ¿saben qué?  NO son de la calle, son nuestros...
Son tuyos, míos y de todos los que por azares del destino hemos nacido en la cara afortunada de la moneda y son por lo tanto nuestra responsabilidad en el esfuerzo que debemos hacer, como sociedad, para generar procesos de integración social y abrir oportunidades de desarrollo para uno de los sectores más indefensos y marginados de este país.  

Siempre he sido de la idea de que uno debe tomar banderas en la vida, cada quien según sus intereses, su personalidad, su vocación. Da igual si se es activista de Green Peace,  voluntario de la Cruz Roja o de los Comedores Sta. María. Si se prestan servicios profesionales Pro Bono, se recaudan fondos o se coopera mensualmente con alguna cantidad o donativo en especie; es lo mismo...  al final de día tanto el trabajo voluntario como el aporte de recursos son igualmente valiosos y necesarios. 
Hace casi 18 años me comprometí con una causa y me convertí en madrina de Ministerios de Amor, una fundación que se dedica a crear hogares para esos niños de la calle proporcionándoles una vivienda digna y un ambiente seguro y propicio para su desarrollo, donde puedan vivir hasta los 15 años. 
No soy la mejor madrina, nunca me aparezco por los eventos a los que siempre me invitan, porque generalmente no puedo ir,  nunca he visitado las casas ni he visto personalmente a los niños. Pero he leído las cartas, los boletines informativos con el número de niños que han terminado la secundaria,  se de la formación de la orquesta y los nuevos hogares que se abren cada día, los reportes de auditorías, etc. Mi contribución se reduce a una modesta cantidad mensual para apoyar esta gran labor y en realidad me parece muy insignificante comparada con el trabajo que los cientos de voluntarios realizan día a día con los niños pero algo es algo y es lo que puedo dar.

Si tú también crees que hacer algo por estos niños de todos es importante para tener un mejor futuro como país y te gustaría ayudar, te  invito a que visites la página de Ministerios de Amor o la de cualquier otra institución (hay muchas) y te comprometas con lo que puedas dar. Tal vez como yo, pienses que no es mucho pero los océanos se hacen de gotas y toda la ayuda sirve.


Felices reflexiones...


1 comentario:

  1. Hay una frase que se me quedó grabada, mi esrimada Yolanda..".nosotros nacimos en la cara afortunada de la moneda".. no sabes cuántas veces me he repetido éso y en cada oportunidad, se las repito a mis hijos, no con el afán de restregárles en la cara la comodidad en la que viven, sino con la finalida de que hagan conciencia de que la vida es muy difìcil y triste para tanta gente, y que esas gentes sólo necesitan una sola oportunidad para la vida les cambie. Mi esposa y yo tenemos la fortuna de apadrinar a dos nińos, hijos de una seńora que es madre soltera por elección ( su ex le golpeba ) y lo hacemos con mucho gusto..sabemos quienes son y vemos como la vida les empieza a cambiar..Sé que hay mucha gente de buen corazón que pone su granito de arena, mas desgraciadamente, son mas los nińos que requieren elmapoyo. Gracias por compartir no solo tu talento, sino éste episodio tan real, y espero que ayude a despertar concienkcia

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