martes, 26 de abril de 2011

El 20, el 30 y el 40

Oía sus palabras que caían no en sus oídos sino en el hueco de su estómago resonando como una gota necia que golpea la superficie en un lavabo una y otra y otra vez... "¿Qué estoy haciendo aquí?" se preguntaba ella..."No vengo al caso"... y le cayó el 20 y el 30 y el 40... y fue como agua helada en la cara y entonces supo... Supo perfectamente que hay lineas que no deben cruzarse, puertas que están mejor cerradas, mundos que no debía explorar... quizá siempre lo había sabido pero cerraba los ojos.
Y la pregunta era ¿qué hacer con lo ya dicho con lo ya sentido, con lo ya llorado?
pués lo mismo de siempre... besarlo y olvidar

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