domingo, 18 de septiembre de 2011

Recordando al capitán...

"Soy capitán primero y el más valiente del batallón, pero cuando enamoro soy general y ¡de división!"




El capitán era un hombre especial... militar de carrera participó en la revolución  en la que le toco vivir el sitio del Cerro de la Bufa en Zacatecas durante más de dos meses, lo que le dejo entre otras cosas una terrible aversión a las sardinas para el resto de su vida, ya que contaba que durante todo ese tiempo era casi lo único que el grupo de militares tenía para comer. Sitiado por los revolucionarios que los sobrepasaban en número por muchos... por muchísimos...  logró salió de ahí con una pierna herida y escapó caminando por las noches y escondiéndose durante el día hasta llegar a Aguascalientes, ciudad que siempre fue especial para él.
Estuvo a punto de ser fusilado se salvó de puro milagro y solo Dios sabe por qué pero del susto le dió tifo y perdió todo el pelo. También contaba la historia de un árabe al que supongo que no olvidaba por que tuvo que fusilarlo y decía que gritaba "mesericordia coronel mesericordia"...
Después de un tiempo la guerra terminó y en 1914 se firmaron los tratados de amnistía en los que se exoneraba a los militares de sus actos. Sus amigos reclamaron sus derechos en el ejército por los servicios prestados durante la guerra y obtuvieron su rango de generales y con él la pensión correspondiente... pero él nunca lo hizo, nunca quiso volver a saber nada del ejército y además siempre fue orgulloso y obstinado así que el capitán fue el pobre de los 3 y siguió siendo el capitán...  del que le decían a mi abuela  "Luz, es un muy buen hombre, pero es pobre" pero a ella no le importó... el que tuvo 9 hijos, el que nunca tuvo casa propia, el que fue supervisor de ferrocarriles y pasaba mucho tiempo lejos de casa mientras mi abuela hacía milagros para que todos tuvieran lo necesario.

Don Rafael Duarte su amigo del alma... tenía una hermosa casa en la calle de Suderman en Polanco y el capitán su casita rentada en Coyoacán, donde siempre le gustó vivir... y su otro amigo el General Leobardo Ruiz quien siempre lo visitaba mientras el chofer lo esperaba afuera...

El capitán nunca tuvo dinero, pero tenía una clase de esa que no se compra en ningún lado y una elegancia que lucía con garbo en ese cuerpo esbelto ,  era educado, amaba la música,  cantar,  bailar pasos dobles,  la buena mesa y la fiesta brava para la que siempre tenía un abono en barrera de sombra y su puro...  Aún recuerdo como si fuera ayer a sus 6 hijas que en las fiestas solían cantarle a coro mientras bailaban al  más puro estilo del bataclán de los años 20  "Mi querido capitàn"

El capitán Brun era mi abuelo, aquél que llegaba con juegos de té para mi cuando era pequeña, que me hacía cosquillas, me enseñaba canciones y me contaba historias. Aquél que se subía de aguilita al "Colonia del Valle" sin importarle que tenía ya más de 70 años, al que le gustaba montar y salir al campo, el bohemio que amaba el teatro, la poesía y a Naty Mistral y se quejaba de los jóvenes de pelo largo y las canciones "sin romanticismo" de los Beatles...  Un hombre íntegro, enérgico, entregado... que me enseño a amar a México, a admirar valores que van más allá de lo que tienes... un hombre de aquellos tiempos que ya no volverán...
Hace tantos años que te fuiste y aún te extraño mi querido Capitán...

4 comentarios:

  1. Ay amiga. Que padre tu abuelop. Confieso que me dolio leer tu blog porq mi abuelo igual de peculiar y maravilloso que el tuyo se me fue hace 3 años y no es prueba superada. Asi que lo lei corriendo corriendo y de todos modos term$ine con una lagrima. Que bonito relato nena

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  2. querida Miriam muchísimas gracias por leer. Somos afortunadas por haber tenido unos abuelos así. Te abrazo :)

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  3. Gran relato y afortunadamente tambien tengo recuerdos de mi abuelo muy gratos. Me gusta tu claridad al escribir. :)

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