viernes, 20 de diciembre de 2013

Si no Creyera...

Todos los días leo quejas en las redes sociales... Que si las reformas son malas, absurdas o insuficientes, que si los políticos son ineptos, corruptos, rateros... que si el país va de mal en peor, que el tráfico es una pesadilla... así podría seguir con una lista inacabable de todas las cosas que denunciamos en las redes pero contra las que muchas veces no hacemos nada más allá de dar like, fav o RT por absurdo que parezca. Sociedades conscientes pero inmóviles... quizá la mayoría de las veces somos así. Ni los tweets ni los posts de fb cambiarán al mundo, solo las acciones que ellos generen lo podrán hacer; si no hay acciones supongo que caemos en la disfunción narcotizante de la que hablaban Lazarsfeld y Merton allá por los años 70.
Hoy por la tarde pensaba en las muchas cosas buenas que me ha dejado este año, en las personas increíbles que he conocido y las maneras curiosas en que varias de ellas han llegado a mi vida. Tan poco ortodoxas muchas veces, encuentros virtuales  que se trasladan a la vida real porque quizá siempre debieron ser, o porque son re encuentros pendientes desde siempre...
La cuestión es que por unos días he decidido no pensar en toooodos los problemas de este país, en los problemas del mundo, en que las cosas no están bien... Me daré vacaciones de preocupación por que ¿saben qué? al final del día no podría levantarme en las mañanas si no creyera, si no supiera que a pesar de todo lo malo que pasa el bien es mayoría. Y es que el bien es ese universo de personas que se levantan todos los días a enseñarme con su actitud, a sobresalir en lo que hacen, a partirse el alma por lo que creen, a poner sonrisas en mi cara, a darme cariño, apoyo o quizá solo una palabra cuando la necesito. Esos que leen lo que escribo y comentan o dan RT. Esos que mandan mensajes que se guardan en el corazón por el motivo que sea... Esos que como llegan se van y nos dejan solo un recuerdo que a veces se desvanece cuando nuestros dedos tratan de agarrarlo para traerlo a la mente. Es curioso como cambia la vida, como cosas cotidianas se vuelven de pronto extrañas y lo mismo pasa con las personas, con las rutinas, con los lugares... los sentimos tan cercanos y de pronto pufff se alejan como por arte de magia... Dejar ir es un tema, siempre me ha costado en el corazón, aunque lo haga con el cuerpo y la mente me diga que así debe ser. 
Soy de esas coleccionistas de historias, propias y ajenas, de besos, de momentos, de imágenes, lugares, caras y maneras de ser... soy de esas que atrapan pedacitos de vida para guardarlos en frascos de colores que  reflejan la belleza cuando el sol brilla a través del cristal... y es entonces cuando de pronto me ataca la melancolía de saber que se han ido y al mismo tiempo me lleno de alegría de saber que fueron y que de algún modo en mundo paralelo seguirán siendo mientras pueda recordarlos... Supongo que soy de corazón terco y Fatalmente rebelde.





Felices reflexiones...

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