miércoles, 26 de junio de 2013

Las hojas lejanas...

Comento su estado en fb, aparece en el chat...

    —Hola mi niña...
    —¿cómo estás mi Jóse?
    —sensible...
    —Cuéntame... te marco

veo su cara en la foto... sus ojos verdes siguen siendo tan maravillosos como hace 26 años cuando me miró por primera vez desde su asiento en ese bar y en esa historia del loco milloneta que a varios nos invitó todo una noche de verano en un Acapulco memorable donde la vida nos hizo coincidir...Me parece increíble a través de los años y desde la distancia sigamos acompañándonos.
Personas que no están diario con nosotros, no son nuestros compañeros incondicionales de todas las aventuras, ni se soplan todos nuestros estados de ánimo, inquietudes, alegrias y tristezas de la vida cotidiana; con quienes en realidad no tenemos una lista interminable de momentos juntos más allá de encuentros casuales o algunas tardes compartidas ; sin embargo de pronto aparecen y es como si nos hubiéramos visto ayer... hablamos y nos contamos la vida para hacer el Catch up y ponernos al corriente y se siente bien. Quizá es porque de algún modo conocemos a la persona, conocemos nuestras vidas —si bien no al dedillo—, sí lo suficiente y al no estar tan inmiscuidos podemos verlas objetivamente y eso le da una frescura al intercambio de ideas que es tan saludable...
Todos tenemos uno o varios de ellos, esos a los que Borges describe como los amigos distantes, hojas que están en la punta de las ramas y aparecen entre  las otras cuando el viento sopla, y hay que ver qué increíble es... cuando el viento sopla.
Gracias vida por esos acompañantes distantes y por los momentos que con ellos vivimos.

Felices reflexiones


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