viernes, 18 de julio de 2014

Y me descubro pensando... las cosas que amo de ti






Ni rodillas ni codos de elefante, quiero una piel suave que me recuerde tus manos y me devuelva tus besos mientras me miro al espejo y trato de mil maneras ya no extrañarte tanto. Cierro los ojos y sigo untándome la crema recorriendo mi cuerpo con ella como si fuera la última vez.

Evoco tus ojos que son como tú, siempre echados palante,  que todo lo dicen sin que tu boca se mueva, si explotas de enojo o mueres de amor no puedes callarlo porque ellos lo gritan todo aunque tú presumas siempre ser tan cool. Amo tu cabeza más llena de ideas que de pelo y el sorprendente universo que hanita dentro de ella en donde están las historias y los recuerdos de un hombre, los sueños de un valiente, las ideas de un justo y el honor de un caballero.

Suena el celular y salto, vuelvo al presente exaltada, y entonces veo la hora... cinco minutos pasmada frente al espejo cuando tengo tanta prisa, Dios... nunca llegaré temprano es un hecho estoy maldita; aunque hay peores maldiciones, mucho peores que estos minutos en que me voy y me pierdo y me descubro pensando... las cosas que amo de ti.




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