martes, 30 de agosto de 2011

Un sueño llamado Flora

Estoy sentada en la terraza del departamento en el cuarto piso del edificio contemplando la belleza del Pacífico bañada por los rayos del sol de la tarde. Frente a mí se extiende el verdor del campo de golf de Fonatur y me siento feliz y afortunada de estar aquí. Algunos que aún no lo saben se preguntarán dónde estoy... Estoy en San José del Cabo pues la vida nos ha traído aquí para ser partícipes en la construcción de un sueño llamado Flora.

El sueño de Flora comenzó con la visión de dos personas a las cuales soy particularmente afecta... Patrick y Gloria Greene quienes en el valle de Las ánimas bajas, a solo unos minutos de San José, han transformado una extensión de tierra en un pequeño milagro de esos que solo el trabajo constante y el amor por lo que se hace pueden lograr.
Aún recuerdo cuando nos conocimos... Patrick nos contaba de sus esfuerzos para llevar el agua, de como a veces se quedaban incomunicados cuando llovía y el arroyo crecía, de sus primeros cultivos orgánicos y de muchas otras cosas. Siempre era interesante oírlo contar esas historias pero las oía como lejanas y en realidad nunca pensé que acabaríamos siendo parte del sueño Flora para venir a construir 10 casas ecológicas, los Culinary Cottages.
 Hoy Flora es una realidad en evolución, una granja orgánica llena de girasoles como nunca antes los había visto, enormes y con tonos rosados antes de volverse amarillos que destacan entre cultivos de berenjenas, jitomates,  coles, calabazas, especias, mangos, naranjas y muchas otras cosas que se pueden ver a solo centímetros de distancia desde algunas mesas de "Flora's Kitchen" el restorán donde todo lo que se sirve es orgánico, cultivado en la granja y  como probablemente se imaginarán delicioso.
Al otro lado del restorán se extiende un maravilloso jardín con un pequeño lago en donde se realizan bodas y otros eventos y más allá en la parte elevada de la granja se encuentra la "Tienda" de los Greene   desde donde controlan y disfrutan de la espectacular vista... y no, no hablo de un lugar donde se vendan cosas, me refiero a una estructura desmontable tipo carpa circular de los mongoles tradicionalmente llamada yurt que en la parte de arriba es transparente para poder disfrutar de las noches estrelladas y una terraza con sillones gigantescos y cómodos para recibir amigos; también está la cocina al aire libre donde cualquier cosa sabe bien no sé exactamente por qué...  sí, como seguramente ya se están imaginando este lugar tiene una magia muy particular y es que Flora es mucho más que un negocio, es un proyecto de vida, un lugar al que siempre sabemos que podremos regresar para reencontrarnos con la naturaleza, con la tierra  y por supuesto con nuestro yo interior y nuestra esencia...
Es maravilloso tener la oportunidad estar aquí... tener un año para reinventarme, para alejarme de algunas cosas y acercarme a otras  para tratar de vivir con menos apegos, para hacer nuevos amigos y valorar y extrañar a los que existen desde siempre; de darme cuenta una vez más de lo rápido que pasa la vida y de que nada ni nadie nos pertenece para siempre y después cuando llegue el día regresar fresca con otras ideas y deseos irme sabiendo que, igual que siempre sucede, un pedazo de vida se quedará en este lugar llamado Flora...


Felices Reflexiones...
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